Finalmente, el 17 de octubre de 2018, Rosario tuvo lo que una ciudad de su envergadura merecía desde hacía varios años: una cafetería de especialidad.
¿Qué es eso? Una cafetería en donde lo principal verdaderamente es el café, preparado por baristas (las personas capacitadas para extraer lo mejor de cada grano), con granos de café de todo el mundo puntillosamente “trazados” (con información meticulosa sobre la finca de la que vienen, la variedad de la planta, la altura a la que fue cultivado, el método de despulpado y el grado de tueste) y distintos métodos de preparación aparte del ya tradicional café de máquina espresso.
Aunque no lo dice, probablemente Javier Sancho, el dueño de este local, un día se hartó de tomar café de mala calidad y -motivado por eso- decidió montar su propia cafetería… y lo hizo con todo, armando el primer café de especialidad de la ciudad.
La joyita de la casa es el flat white, una bebida creada en Nueva Zelanda (uno de los países meca en el mundo cafeteril), que consiste en dos shots de café espresso y una fina capa (de ahí su nombre: flat = plano) de leche texturizada a la temperatura justa, coronado con algún dibujo típico de latte art. Desde la propia casa recomiendan acompañarlo con una medialuna dulce rellena con salmón ahumado, queso crema y ciboulette… se nos hace agua la boca.
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La segunda recomendación es un café filtrado preparado con la chemex, una cafetera mezcla de reloj de arena con tubo de ensayo que llegó a estar expuesta en el MoMa (Museo de Arte Moderno de Nueva York) por la excelencia de su diseño. El resultado es un café suave que deja sentir todos sus aromas en una taza limpia (que no tiene ninguna impresión negativa).
Apuntense esto: para el que está acostumbrado a tomar espressos casi como religión, probablemente los cafés filtrados le resulten aguachentos; ahora bien, los que más saben de café prefieren tomar filtrados porque son los métodos de extracción que mejor dejan apreciar la variedad de aromas y sabores que están guardados dentro de estas semillas mágicas que esconden hasta 900 posibilidades aromáticas.
Otro café a probar es el que se prepara con la aeropress, un juguetito cafetero que parece una jeringa gigante inventada por el mismo tipo que creó el frisbee más rápido del mundo, un tal Alan Adler. Este método es un mix entre el filtrado y la presión, entregando una bebida sin sedimentos repleta de aceites (los que le dan gusto y cuerpo al café). Ser testigo de la prepararación de este café tiene un plus. Desde el bar, recomiendan acompañarla con una tabla de quesos, ¿fuera de lo común, no?
Hay una recomendación especial bien novedosa para lxs más clásicxs: el cold brew slow drip (café hecho en frio con goteo lento). Preparar esto lleva más de 12 horas en las que pequeñas gotitas a temperatura ambiente van cayendo sobre el café molido. Este café tiene una doble función: refrescarte en una de esas jornadas pegajosas típicas del verano rosarino, servido con mucho hielo; y pegarte una flor de despabilada gracias a la tremenda cantidad de cafeína que trae. Tomado con leche (fría, obvio) es la fucking gloria. Eso si, no lo tomes a la noche porque -en serio- no te dormís nunca más.
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En fin, Arto es un buen lugar para experimentar cosas nuevas, para aprender, o tan solo para tomarte un buen café con leche, en un ambiente chico y relajado. Para quien quiera ir por algo más fuerte a la tardecita, pos jornada laboral, también hay algunos tragos alcohólicos como el café con gin y tónica o con tónica, menta y lima.
Si lo que querés es comprar café para prepararla en tu casa también podés, incluso te lo muelen al instante con el grado de molienda que prefieras. Dicen sus dueños que este es el único lugar de Rosario en donde el cliente no tiene la razón, pero también prometen que “te vas a tomar el mejor café de tu vida porque hay profesionales detrás de la barra tratando de sacar el café que uno quiere”.
#ExtraTip: si querés ver algo realmente loco e inimaginado pedí un café hecho con método sifón y prestá mucha atención al proceso. Seguramente te van a putear porque requiere un poco más de trabajo que los otros, pero la puteada va a valer la pena. Vas a sentir que estás en un laboratorio.
Tucumán 1932 (casi Dorrego) / Macrocentro
Tiene wifi
Lunes de 16:30–20:30 hs
Martes a viernes de 9 a 13 y de 16.30 a 20.30 hs
Sábados de 9 a 13 hs.
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