Desde hace algunos años la sidra reapareció con todo en Argentina. De ser una bebida mirada de reojo que solo se tomaba para las fiestas pasó a ser furor. La revolución de la sidra vino de la mano de la marca 1888, y de alguna mente brillante que decidió que se empiece a servir tirada, directa del barril, y enfriada con una buena cantidad de hielo.
Así la sidra empezó a tomarse durante todo el año, se comenzó a ver la canilla cada vez en más cantidad de bares y las góndolas de los supermercados y vinerías se poblaron de nuevas marcas más cools.
Ver esta publicación en Instagram
Hecha toda esta intro podemos decir que es notorio que así como se puso de moda la cerveza y aparecieron las cervecerías, avanzó el vinó y surgieron los wine bars, resurgió el vermut y abrieron vermuterías, y hasta se crearon gintonerías… sin embargo en Rosario a nadie se le había ocurrido abrir una sidrería. Bueno, eso fue hasta hace un par de años cuando inauguró Chigre, un pequeño local montado en un container, ubicado en el food park Distrito Pichincha.
Este barcito azul se transformó en la primera -y hasta ahora única- sidrería de Rosario. Juegan con el caballito de batallas, es decir, la 1888 tirada. También desde el barril sirven la Bauer, y suman otro seleccionado de botellas que se van rotando. Hoy en día, cualquier sidrero que se llegue hasta Chigre conseguirá degustar también marcas como Pehuenia, Juliá & Echarren, Peer, e incluso la Txapela, una sidra estilo vasca, que se caracteriza por ser más ácida, menos dulce y sin gas agregado, hecha para ser escanciada (servir en chorrito lejos del vaso).
De esta especialización en sidras es que viene el nombre: chigre es como se le llama tradicionalmente en Asturias, España, a las tabernas rústicas en donde principalmente se despacha… adivinaste, ¡sidra!
Pero no solo de sidra vive el hombre y por eso este lugar de inspiración española tiene muy buenos acompañamientos comestibles en donde se destacan las rabas, las papas de bravas, y las bocatas (sánguches en pan tipo baguete) de chistorra (una especie de salchicha parrillera, que se unta con chimichurri y se envuelve en provoleta), la de cerdo braseado a la sidra con cebolla caramelizada, y la de rabas y salsa tártara (un verdadero espectáculo). “Y encima tenemos buenos precios”, dicen desde el bar.
Bueno, cuando empieza a aflorar el sol, bajo la sombra de los gigantescos árboles de Distrito Pichincha, es el momento ideal para arrancar a sentarse en los bancos y sillas de Chigre y tomarse una sidra bien fresca. Vamos yendo porque nos dio sed…