Fotos: Guillermo Turin Bootello / Secretaría de Cultura
Rosario tiene una infraestructura de museos de un nivel tan maravilloso que la mayoría de sus habitantes no acercarían a imaginarse. El Museo Castagnino, con la segunda colección en importancia en el país de arte moderno argentino; más de 100 años de historia; y el primer edificio en ser diseñado como museo en toda la Argentina, es un señor Museo, con todas las letras.
Es principalmente un museo de arte moderno. ¿Que quiere decir esto? Que el grueso de su colección son obras del siglo XX. Y a la vez es un museo con dos sedes, que se agrandó tanto que en el año 2004 mudó toda su colección de arte contemporáneo (las obras que van desde el 2000 en adelante) al refaccionado edificio de los Silos Davis, a la vera del río Paraná.
Realmente queremos dejar algo en claro, no hace falta ser un erudito para poder ir a dar una vuelta a un museo. Si ustedes son de esos que de arte poco y nada, les recomendamos que no tengan miedo y se den una vuelta por la planta baja, en donde siempre está expuesto el seleccionado de las mejores obras de arte argenino de principios de siglo hasta la década del 1960: acá hay obras de Berni, Gambartes, Grela, Cochet, Schiavoni, Fader y los hiperconocidos barcos de Quinquela Martin, entre otras.

Dijimos que este fue el primer Museo del país que tuvo un edificio especificamente diseñado con esos fines. Es por eso que las dimensiones, la iluminación y los espacios para circular están pensados para tener un paseo agradable. También dijimos lo que se puede visitar en la planta baja. Bueno, en los pasillos de la planta alta pueden visitarse muestras itinerantes de arte de las décadas del 60, 70, 80 y 90.
Y la historia del edificio es muy interesante, porque si bien el Museo arrancó allá por 1917, la sede actual se inaugura en 1937, y comienza a gestarse en 1925, después de la muerte de Juan B. Castagnino, un destacado coleccionista de arte de la ciudad que antes de morir le pidió a su madre, Rosa Tiscornia, que financie la construcción de la sede de la institución y también donara buena parte de su colección de arte.
El proyecto y la construcción del edificio, de estilo racionalista, corrió por cuenta de Hilarión Hernandez Larguía y Juan M. Newton, dos arquitectos rosarinos de la hostia (NdeR: en verdad Newton era ingeniero). Lo loco de todo esto es que Hilarión también era colecionista, y aparte del constructor fue, además, el primer director del Museo.
En fin, si todavía no fuiste, creenos que vale la pena. Hasta podes ir sin pagar entrada, que es a voluntad. ¡No hay excusas!
#ExtraTips:
# 1. Te recomendamos algunas obras:
-la serie de La vida en un día de Fernando Fader.
–Dia de sol en La Boca, de Benito Quinquela Martín. Es una obra monstruosa de más de dos metros de altura. Esta obra sola justifica toooodo el museo (bueno, quizás exageramos un poco… pasa que nos encanta).
–Concepto Espacial, de Lucio Fontana. Fontana fue un rosarino que la re pegó en Europa, si ese cuadro saliera a la venta ahora valdría millones. Si no sos un erudito en el arte (nosotros tampoco lo somos, tranqui) quizas te parezca medio choto la primera vez que lo mirás. Pero bueno, pateó el tablero del arte y armo revuelo, así que merece que leamos algo al respecto para después volver a observarlo de nuevo.
–El callejón, de Leonidas Gambartes. Basta con enfocar la vista allí y el cuadro te chupa y te mete dentro de ese callejón suburbano.
–Retrato, de Antonio Berni. Toda la expresividad del más famoso de los artistas rosarinos resumida en este cuadro maravilloso. De paso, pueden jugar a la búsqueda del tesoro: ¿en que medianera de la ciudad está pintado a escala? Una pista, está como atrás de un ropero.
–El libro de versos, de Emilia Bertolé. Oleo que data de 1921, ingresado al Museo gracias a una donación de la Fundación El Círculo (la misma que sostiene el Teatro, si). Bertolé fue una de las primeras mujeres de la ciudad que pudo profesionalizarse y llevar adelante una vida como artista. Fue una verdadera rebelde de su época, una pionera. En el cuadro, el libro en sus manos representa los ideales.
–Estructura Primaria, de Noemí Escandell. No es un cuadro, es una pieza en madera y esmalte sintético. Esta obra representa a la vanguardia rosarina de la década del 60.
# 2. Miren si será bueno el Castagnino, que es el museo al que Leon Ferrari (1920-2013) más obras le donó (es también el museo con más cantidad de sus obras. Y no soló eso, León también le cedió los derechos para la reproducción de su obra Jaula con aves, que consiste en aves que cagan sobre obras de arte de tipo religioso y crean nuevas obras de arte. Por eso le dicen “la máquina de hacer Ferraris”. Incluso Ferrari le permitió al Museo vender el resultado de esas obras intervenidas. ¡Se jugó León!
# 3. Para esta cuarentena viene ideal la posibilidad de realizar una visita virtual al museo, ¡aprovechen!
Agradecimientos: Georgina Ricci, Ernestina Fabbri y Eliana Bianchi.
1 comentario