¿Qué hace esta estatua en el fondo de un edificio de cocheras del microcentro? Le habrá pasado a cualquiera que camine el centro. Venís caminando, pensando en vaya a saber qué, de pronto pasás por la puerta de una cochera, mirás para adentro, sin demasiada expectativa de nada, por inercia, y resulta que tenés que refregarte los ojos porque es como si hubieras visto un espejismo. Estamos en Sarmiento 555, entre San Lorenzo y Urquiza.
Al fondo, allá a lo lejos, entre los autos, vez una figura espléndida, clásica, iluminada. Es una aparición de tipo fantasmal, como una escenografía de cine, una mezcla de museo con cabaret, de fantasía de telo con escenografía de David Lynch.

En fin, es una cosa muy loca. Caminás hasta el fondo de la cochera y en el trayecto te vas preguntando si estás soñando, si te metieron droga en el vaso (?) o qué. Y mientras avanzás el juego de luces y reflejos estridentes va cambiando. Y cuando llegás al fondo te das cuenta que lo de atrás no es un telón rojo de terciopelo, y que en el medio de la fuente (sin agua) de azulejos, lo que se erige es una escultura clásica de cuerpo entero.
Bueno, se viene la pregunta del millón: ¿Qué carajo hace esto acá? Como es un tema que nos excede convocamos a la sección sabuesos de #PlanaxiaInvestiga, para que hagan lo que saben hacer. No queremos spoilear, pero parece que mucho no encontraron.
Ver esta publicación en Instagram
Vamos a ir echando un poco de luz y certezas entre tanta alucinación. La cochera en cuestión se llama Gran Garaje Apolo. Hasta tiene nombre grandilocuente, suena a Gran Hotel Budapest (y la verdad que esto también podría ser un set de Wes Anderson). Vale aclarar que tampoco hay que ser Sherlock Holmes para tener esta data; apenas entrás hay otra pared flashera, con azulejos, y grandes letras de chapa que cuentan el nombre, junto a un altorelieve con la cara del dios griego Apolo.
A esta altura ya parece una obviedad decir que la escultura del fondo también es una representación del dios que le da nombre al garaje. Es inevitable pensar que en Grecia, a este dios se la ha dedicado una buena cantidad de templos, pero este templo que le dedicaron en Rosario, tipo guardián de los autos, no debe ser muy común en ningún lugar del mundo.
Seguimos. A medida que íbamos hurgando algunas cosas descubrimos. Por empezar, este lugar no es una cochera de morondanga con una estatua bizarra en el fondo. No, no y no. Esto es un gran garaje en serio. Es un edificio conceptual, de autor, de vanguardia. Tiene siete pisos y es exclusivamente de cocheras. Y mientras otras cocheras nos regalan mugre y devastación, acá tenemos detalles por doquier.

Vamos a lo más evidente. Nos cruzamos de vereda y apreciamos la tremenda fachada. Está dividida en dos, a la izquierda un muro de ladrillos cilíndricos que nos da la sensación de estar paradxs frente a una pared de tubos (que deja pasar la luz). A la derecha, un revestimiento de planchas de cobre retorcidas. Un edificio como este, en la actualidad podría estar construyéndolo alguna de las constructoras más osadas, con tendencias novedosas. Pero resulta que fue construido en 1963. ¡Sí! Es increíble.
Este edificio fue encargado por la Inmobiliaria Aconcagua, una empresa que ya no existe más. Su arquitecto fue un tal Pablo Sonvico, y el ingeniero un tal Juan Becker Amelong. Parece que son algo así como héroes anónimos, porque buscamos y buscamos y no encontramos nada. Si están vivos andarán por los 90 años. Suena difícil encontrarlos, pero tampoco pudimos dar con hijxs ni familiares, y eso que debemos haber molestado a no menos de 100 arquitectos, historiadores y aficionados a este arte…

Algo de data encontramos, sí. Pero lo que más queríamos saber nos sigue repicando, sin respuestas. ¿Quién fue el que flasheó de tal manera? ¿Esto fue todo un viaje lisérgico del arquitecto? ¿O ya estaba todo detallado en el pedido de los propietarios? ¿Cuál fue la cabecita hermosa que creo toda esta fantasía? Es una injusticia que no hayan quedados unas memorias, una explicación… algo. ¿Cómo puede ser que ni siquiera haya un mito, una historia mentirosa que aunque sea nos de ficción? Si la gente inventa historias de cualquier cosa, ¿por qué acá nadie inventó nada?
En fin, esta es la primer gran derrota de #PlanaxiaInvestiga, pero seguimos buscando, así que si vos que estás leyendo esto sabés algo, contanos, no seas otario…
Por lo pronto, pongamos a este edificio surrealista en el sitial que se merece, entre las grandes obras arquitectónicas de nuestra ciudad.