Pintura de Tomás Persig (TAP).
La semana pasada la Bolsa de Comercio de Rosario cumplio nada más ni menos que 136 años. Así que empezamos a pensar en su edificio. Arrancamos con su ubicación: Cordoba y Corrientes es una de las cuatro esquinas más lindas que tenemos en la ciudad, ¿no? Es la esquina de las cúpulas, sólo hay que levantar la cabeza y apreciarlas. Edificios centenarios (o casi centenarios) de gran jerarquía. Punto de reunión típico para lxs rosarinxs, no hay dudas de que esa intersección y todo lo que implica está tallada en el adn de nuestra ciudad, es una de nuestras postales clásicas.
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Y de esos cuatro edificios que decoran ese cruce de caminos, no hay dudas de que el edificio de La Bolsa es la joya de la abuela de cada rosarinx. Es como una perla detrás de una vitrina, está ahí para que todxs vean su mejestuosidad. Si querés impresionar a alguien con un edificio de tu ciudad le mandas una foto de “la Bolsa”, sabés que no falla.
¿Que será lo que lo hace tan hermoso? Debe ser el buen gusto, la belleza, la solidez y la autoridad conjugados en esta maravilla de estilo academicista francés. Pero hay más, porque si lo comparamos con sus otros tres vecinos de las esquinas restantes, que son edificios hermosos también, este tiene un no se que los deja chiquitos.
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Comparemos los ingresos. Este es el único de los cuatro que tiene una entrada con escalinata en el vértice. Es imposible subir esos peldaños y no sentir que estamos entrando a un lugar importante. En el camino hacia la entrada primero nos cruzamos con los pedestales desde los que parten unos faroles soberbios, después, también a cada lado, tenemos los bajorelieves en bronce del escultor Eduardo Barnes (sí, el mismo que puso sus bajorrelieves en el Monumento, en la Catedral, el que hizo la estatua del Banco de Santa Fe, y que tiene su propio museo en las catacumbas del teatro El Círculo), y ahí llegamos a la tremenda puerta de hierro fundido y vidrio.
Pero una de las cosas que le dan un carácter especial al edificio es probable que sean las columnas. Son de estilo corintio, o sea que imitan a los templos de la antigua Grecia. Están acanaladas (no son lisas) y terminan en unos capiteles (la parte de arriba) con unos diseños exquisitos que incluyen flores y hojas. Hace cientos de años alguien dijo que las columnas corintias eran “una imitación de la esbeltez de una doncella”. Sospechamos que estos pares de columnas que flanquean la entrada tienen mucho que ver con la grandeza del edificio. Como dato al margen decimos que son del mismo estilo que las falsas ruinas que bordean el laguito del Parque Independencia.
Dibujo de Tomas Percig (TAP).
Y si miramos más para arriba aparece la leyenda “BOLSA DE COMERCIO”, más arriba adornos, y luego la cornisa. Sobre esa cornisa aparecen las estatuas de Enrique Cerantonio (si hablamos en lenguaje técnico tenemos que decirles”grupo escultórico”) que le agregan carácter a todo. La de la izquierda representa a la ganadería (no hay dudas porque aparece una vaca), la de la derecha creemos que a la agricultura (ya investigaremos en detalle).
Si nos vamos un poquito más arriba, ya vigilando el inicio de la cúpula, aparecen los otras dos esculturas, figuras humanas acostadas a ambos lados de la letra “B” (de Bolsa, no se hagan los chistosos…). ¿A que hacen referencia? Miren, son cuatro esculturas en total y remiten a la ganadería, la agricultura, la industria y la bolsa; la referente a la ganadería la sacamos, las otras las dejamos como tarea pendiente para futuras entregas.
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Y bien, vamos allegando a la cima. Y acá hay otro elemento insoslayable para dar esta sensación de grandeza de la que venimos hablando: el pedazo de cúpula forrado en pizarra. Miren alrededor y van a ver que es la más grande (si nos apuran decimos que es la más grande de la ciudad, pero mejor chequearlo bien). Y para agregarle un poquito más, por si fuera poco, arriba de todo le agregaron un cupulín… ¡que bueno estaría subirse ahí arriba, no?!! Vamos a gestionar esa subida.
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Bueno #planaxeros, nos vamos despidiendo. Es un edificio como para mirarle una cosita nueva cada vez que pasamos. Como muestra de la fuerza de este edificio los invitamos a que miren el Instagram de la Bolsa. Van a ver que de cada 3 posteos le meten una foto distinta del edificio. Por algo será, ¿no les parece?
PD: ¡Ojo que sólo hablamos de la parte de afuera! El interior guarda muchos secretos, quizás contemos algo más adelante…
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