Foto: Archivo de Fotografía de la Escuela Superior de Museología
Es probable que pocos lo sepan pero el grandioso edificio de la Bolsa de Comercio, en la esquina de Córdoba y Corrientes, no es el primero que tuvo esta legendaria institución rosarina. ¿Ah no? No, ni siquiera fue el segundo. Fue su tercer sede y su segundo edificio propio (el primero, allá por 1884, era alquilado y estaba en San Lorenzo y Sarmiento, en ese entonces esta última calle se llamaba Libertad).
¿¡Viene interesante, no!? Ya sabemos que no, pero tranquis que recién estamos precalentando. En 1909 la Bolsa inaugura su primer edificio propio, para eso primero compraron el edificio que había sido su segunda sede, y que también era alquilado, en San Lorenzo 1072 (entre Sarmiento y San Martín). Lo compran y llaman a concurso de ideas para construir su primer casa propia. Verán que se quedaban por la misma zona, por esos días el sector financiero de la ciudad estaba instalado allí.
Resulta ganador el proyecto que llevaba el nombre de Mercurio, de Felipe Censi, a quien se le pidió que realizara algunas modificaciones. El mismo arquitecto fue quien terminó haciéndose cargo de la construcción luego de que todas las propuestas presentadas superaran holgadamente el presupuesto estimado en “doscientos mil pesos moneda nacional de curso legal”.

El primer edificio de La Bolsa con la escultura de Hermes sobre el pórtico (Archivo Fotográfico Museo de la Ciudad).
El edificio era una gran muestra de poderío para la época, de estilo ecléctico, entre otros detalles tenía ascensor eléctrico. Sobre el pórtico de entrada se colocaron las joyas que protagonizan esta semblanza: las estatuas que tienen cómo protagonista al Dios del comercio (Hermes para los griegos, Mercurio para los romanos).
Ubiquémosnos en tiempo y espacio, viajemos más de 100 años atrás hacia la Rosario de 1910, ni autos había. La calle San Lorenzo es angosta ahora y era angosta antes, por lo tanto tiene una de las tantas características que nos presenta el centro de la ciudad: la dificultad para poder contemplar los frentes de los edificios con una buena perspectiva.
Pues bien, el diseñador del edificio, Censi, y el suizo Carlos Scala, escultor de las obras en cuestión, no ignoraron ese detalle. Por eso vemos que Hermes/Mercurio (recordemos que estamos en 1910, en calle San Lorenzo al 1000, mirando para arriba) se avalanza hacia adelante, marcando el rumbo, como saliéndose de la línea de edificación, apuntando con su bastón.
El bastón con el que apunta tiene nombre: caduceo. Y también tiene ciertas características: dos serpientes que se le enrollan y unas alas en la punta. Ese bastón es el símbolo del comercio, y si lo queremos ver con más detalle y exacerbación podemos irnos hasta la puerta del nuevo edificio de La Bolsa (hay que volver al 2020, lo que sí) por calle Paraguay, dentro de ese imponente escudo de hierro que cuelga sobre la fachada ¿vamos a ver qué? Si, un caduceo. Todo tiene que ver con todo.
El caduceo en el interior del gigantezco escudo de la “nueva” Bolsa (Google Street View).
Suban a la alfombra, seguimos viajando en el tiempo. Ahora vamos a la década del 80. La Bolsa hace rato que tiene su edificio definitivo en Corrientes y Córdoba, el de San Lorenzo ya no le pertenece más. El Centro de la Cooperación Rochdale está levantando una torre en el mismo inmueble, retirada hacia el centro de manzana. Se demolió casi todo el viejo edificio de La Bolsa menos su fachada. Hay algunos arquitectos que piden mantener la fachada como testimonio pero finalmente deciden demolerla también. Lo único que se salva es, justamente, el grupo escultórico del que venimos hablando.
La obra es trasladada al Parque Urquiza, a los alrededores del Anfiteatro, pero claro, esas esculturas habían sido pensadas para ser miradas desde el bajo de una calle angosta, con una perspectiva empinada. Al ras del suelo, como fue puesta, no solo que perdía su gracia y expresividad, sino que hasta lucía media deforme, con un Hermes/Mercurio con patas muy cortas.
Por eso algún tiempo después se lo llevó a donde reposa actualmente, lugar del que poca gente tiene noticias. En el otro rincón del parque, pasando lo que era el antiguo bar Munich, hacia el norte, perdido entre la barranca y los árboles. Ciertamente no parece el lugar más adecuado para mostrar a esta vieja gloria rosarina.

Hermes y sus dos acompañantes en su actual ubicación del Parque Urquiza (Foto: Planaxia).
Ustedes saben que estos casos son nuestra debilidad, así que convocamos a nuestros sabuesos de #PlanaxiaInvestiga. Meta lupa y piloto gris, descubrimos que la Municipalidad de Rosario, tiene un gran proyecto para esta obra, aunque está medio frenado. El incansable e ingenioso Dante Taparelli nos explicó de que va: “hacer una especie de arco del triunfo en Oroño y 27 de Febrero. Quedaría como una entrada a la ciudad, la parte antigua, tradicional del Parque Independencia, colocar el Hermes arriba, y poner en valor todo lo que significa la Bolsa de Comercio para la ciudad de Rosario. Hoy está abandonado, es una tristeza, está puesto en un lugar absurdo, mirando la nada”.
Pudimos saber que esto no es solo una idea, está proyectado, hay dibujos con el diseño y todo. A raíz de esto nos preguntamos, ¿da para hacerlo, no? 111 años tiene la estatua. Hermes y Mercurio se lo merecen, Rosario también, ¿no creen?
#ExtraTIp: En la foto del viejo edificio demolido habrán visto que mucho más arriba, coronando la cornisa, había una escultura de un águila. ¿Esa estatua no fue rescatada? ¡Lo investigaremos!