Feli Punch posa sobe su obra. De fondo se divisa Presencia Transformadora, de Pérez Celis (Foto: @OjoMoroPh).
A mediados de año la Municipalidad tomó una decisión acertadísima con respecto al laguito del Mercado del Patio. Hizo lo que pedía el uso popular de lxs rosarinxs que aprovechan ese parque: dejarlo sin agua y potenciarlo como un lugar de encuentro lúdico.
Cualquiera que haya pasado por ahí lo habrá visto, el lecho del laguito -que hacía varios años que estaba sin agua por problemas técnicos- estaba tomado por cientos de niñxs que corrían de acá para allá, andaban en patineta, jugaban a la pelota o hacían lo que tenían ganas, siempre con una sonrisa en la boca.
Para ponerle la frutilla del postre y terminar de empoderar el lugar, la Muni llamó a Feli Punch, un artista urbano con varios murales en el lomo y “ahora especialista en pisos”, como cuenta él mismo entre risas. La obra que Feli diseñó y que a fines de octubre quedó plasmada en el viejo lago y nuevo playón lleva por nombre “Ronda del Mercado”, una obra que -no hay que ser un erudito para darse cuenta- dialoga claramente con la escultura monumental de Pérez Celis, que está a unos metros: Presencia transformadora. Las formas y -sin dudas- los colores están emparentadas con la escultura inaugurada en 1988.

Desde el llano y desde lo alto la apreciación de la obra cambia sustancialmente.
“Seguro que me llamaron porque hacía poco había intervenido un piso gigante en Totoras, un trabajo que fue durísimo por las condiciones. Así que cuando me dijeron que tenía que pintar otro piso lo primero que hice fue putear. Después me dijeron que solo tenía que hacer el diseño, y ahí me cambió la cara”, cuenta Pablo Bofelli, el nombre verdadero detrás del seudónimo.
“El piso no es fácil de pensar ni de ejecutar. Hay tierra, hay gente, el sol te mata, y como que nunca sabés bien lo que estás haciendo. Nunca podés ver la totalidad para saber si estás haciendo bien las cosas o no. Me tuve que inventar un método, tomé como referencia las juntas de dilatación de los paños de hormigón, relevé esas líneas y con eso diseñé. Al momento de empezar a pintar, esas líneas fueron nuestras guías para ubicarnos en el plano”, cuenta.
Pintar la Ronda del Mercado llevó nueve días de trabajo. Feli y un ayudante marcaban las líneas de cada figura, y luego un grupo de pintores avanzaba con el trabajo. Tiza, cinta de papel, pincel para los bordes y las juntas, y rodillo para el relleno fueron las herramientas usadas. Un hilo choricero tensado y embebido en ferrite sirvió para marcar las líneas rectas.
Todo el marcaje fue una experiencia artesanal, “medio renacentista”, dice Feli. Por ejemplo, para marcar un círculo usaban un compás humano: uno de los dos se paraba en un punto con una soga y el otro le caminaba alrededor marcando la circunferencia.

Lxs niñxs se adueñaron del exlaguito (Foto: Planaxia).
El encargo y el diálogo
El trabajo de Feli no fue totalmente libre, sino que recibió algunos parámetros desde las distintas áreas de la Muni que lo convocaron. “Ellos querían que haya distintas estaciones, con distintas utilidades, que cada zona sirva para hacer distintas cosas: una para andar en bici, otra para patines, otra para tirarse a mirar las estrellas, otra para hacer yoga, para usar de cine, para usar como pizarrón. Yo pasé el diseño y ellos lo que hicieron fue como reinterpretarlo, fue como un ida y vuelta”, recuerda Feli. Y agrega: “Es más un proyecto que una obra de arte, porque hubo mucha gente involucrada”.
En Planaxia somos fanas de la escultura de Pérez Celis (ya le dedicamos un notón acá), así que obviamente le pedimos a Feli que nos cuente los detalles sobre cómo se fue dando la influencia de aquella obra en esta de ahora. “Estaba latente la idea de dialogar, por eso también las formas geométricas, los círculos. En la parte central hay unas formas más raras que ya son un guiño bastante directo. Pero la paleta de colores era distinta. Una de las reuniones de trabajo la hicimos acá, en el terreno, y en vivo la escultura de Pérez Celis se impone de tal manera que dijimos: <<Che, hay que respetar esta obra>>. Y ahí cambié la paleta, y entonces se terminó de cerrar la idea del diálogo”, contó.

Trabajar en el piso tiene sus compliciones: el sol que pega, la tierra, la gente que te pisa la pintura…
Le insistimos en que nos hable un poco más de la escultura de Celis. “Lo que se puede ver es algo que aparece en arquitectura, la cuarta dimensión, que tiene que ver con el tiempo, el recorrido y el espacio. Está en tensión permanente, parece como que todo el tiempo se está por caer, es increíble. La Ronda del Mercado es como el reflejo distorsionado de la escultura de Celis”, dice.
Y lo dejamos que hable un poco más sobre el encargo recibido: “A mí me encanta hacer esto porque es un desafío. Trabajar con la obra de Pérez Célis es como que me obliga incorporarla a mi vida, que siempre la tuve incorporada porque siempre me llamó la atención. Son esas cosas que uno va viendo de chiquito y que son únicas en la ciudad. Siempre me llamó la atención lo extraño, porque vos ves un edificio y te das cuenta que tiene una forma para que la gente viva adentro, pero vos ves esta escultura que tiene el tamaño de un edificio y no tiene sentido. Entonces si uno es un poco sensible eso te mueve algo. Es fundamental que haya estas cosas en la ciudad, de repente un pibito lo ve y se hace preguntas, te mueve el eje”.
Feli deja en claro que tampoco quiere comparar su obra con la de Pérez Celis. “La escultura de Perez Celis va a estar siempre. Esto no se si va a estar siempre, es un piso, se gasta, se borra”, dice.

En el díalogo artístico entre las obras es claro (Foto: @OjoMoroPh).
Y cuando se está cerrando la charla nos tira una expresión de deseo: “Espero no hacer nunca más pinturas en pisos…”. Pero agrega con una sonrisa: “Aunque ahora soy especialista en pisos”.