Habrán visto, al recorrer las calles de la ciudad, muchos murales protagonizados por monos: monos pintando, monos con pañuelo verde, monos enojados, monos arriba de una banana acuática, monos con pistolas… y así, monas, monos y más monas. Detrás de todos ellos están los stencils de Lacast, uno más de los tantos artistas rosarinos que salen a llenar de arte las calles. [CONSULTÁ EL MAPA CON LAS PINTADAS AL FINAL DE LA NOTA]
Y si lo tienen en el radar seguro que se han preguntado: “¿y este por qué carajo pinta tantos monos?”. Eso mismo quisimos saber nosotrxs, así que acá esta la respuesta. “Surgió a partir de poner en duda, armar un mundo paralelo y cuestionar hasta qué punto el ser humano evolucionó o involucionó con respecto al chimpancé”.

Esténcils, aerosoles, látex, pinceles y rodillos son las herramientas que encontramos en la mochila de Lacast. “Actualmente estoy tratando de buscarle una vuelta de tuerca a mi producción, tratando de deconstruir un poco mi obra, llevando la técnica del esténcil a otro lugar que no sea la calle, dándole un mayor marco teórico y de introspección. Otras veces me tomo la libertad de salir de esa producción para darle lugar a mis seres queridos”, nos explica.
Antes de seguir… ¡atentos con esto! Si son fanas de estos monos presten atención porque Lacast suele hacer las mismas obras que vemos en las calles pero en formato serigrafía, en tamaños más chicos. De manera que si quieren tener alguna de esas obras en living de su casa pueden comprárselas escribiéndole en su Instagram.

El origen
Siempre que hablamos de artistas urbanos nos preguntamos lo mismo: ¿por qué la calle?, ¿por qué esa técnica? Alla por el 2008 Lacast cursaba Bellas Artes en la UNR. “En ese tiempo estudiaba las vanguardias artísticas latinoamericanas del siglo XX, que estaban muy vinculadas con los problemas sociales de esa época. Cuando llegamos al muralismo mexicano quedé fascinado con todo lo que representaba, desde lo que los murales significaron en la sociedad hasta las diferentes formas de trabajar. Ahí me pude dar cuenta de la fuerza que tiene la calle para decir algo”.
¿Y por qué el esténcil? “Me gustaba mucho la materia grabado y las imágenes que trabajaba se asemejaban mucho a la tecnica del esténcil, hasta que un compañero vio mi forma de trabajar y me mostró unas imágenes de revistas donde aparecían trabajos de Banksy, ahí quedé flasheado y empecé a inspeccionar sobre el tema”.

No tardó mucho en abordar la técnica y enseguida se lanzó. “Desde ese momento decidí salir a pintar en la calle, porque pienso que el arte tiene que estar al alcance de todxs y uno tiene que mostrar lo que tiene para decir, es como que un deportista este practicando toda la semana para el partido y cuando llega el fin de semana no va a jugar… ahí nadie te ve”.
Estar en la calle tiene toda su cosa pintoresca, de eso no hay dudas. Pero también están las cosas que nunca se muestran, el lado B, como todos los reniegues para encontrar un “lienzo” disponible o la desprotección propia de estar en la intemperie. Para entender algo de todas estas peripecias que transitan los artistas urbanos esta bueno leer el siguiente posteo que Lacast publicó en agosto del 2020.
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Sin embargo, a Lacast la calle lo puede. “Lo que más me gusta de pintar en la calle es la libertad, la transformación del paisaje y el diálogo con la gente, no busco aceptación alguna porque lo que hago lo hago para mí. Pero muchas veces para otras personas significa mucho, desde alegrarle el día hasta que me tapen, es la calle, es movimiento, es caos y no es de nadie”, deja en claro.
Historia de una monada
Hay una de las pintadas de Lacast que nos viene llamando la atención desde hace mucho tiempo. Está en una pared del barrio del Abasto y se trata de cuatro monos que portan baldes de pinturas, escaleras y rodillos. Obviamente que le preguntamos cuál era la historia que escondía. “Fue una respuesta al accionar del municipio con respecto a las pintadas callejeras, en ese momento estaba muy enojado porque estaban tapando todos los murales, eso hizo que me dé más fuerzas para salir a pintar y plasmar eso, las ganas de decir que seguimos de pie. Más precisamente fue el ejemplo de la plaza Bélgica, que la habíamos pintado casi entera, los vecinos estaban recontentos, y la Muni vino y nos tapó todo con pintura blanca”.

Por último, le preguntamos si espera ser participe de los circuitos de arte tradicionales. “No me desespero por poder tener un lugar en una galería o museo, lo que me mantiene vivo y con fuerzas es pintar en la calle”, dice como manifiesto.
Aquí abajo dejamos un mapita para que puedan salir a encontrar algunos de estos monos. A #planaxear!!
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