Fotos: Revista El Gráfico.
Los equipos rosarinos no nacieron jugando el torneo más importante del país, llegaron allá luego de un largo y difícil proceso. Para conocer en detalle como fueron las cosas, nada mejor que esta nota de Cabeza de Pelota, envío futbolero de cargo de Bruno Correa. ¿Que es Cabeza de Pelota? Un newslewtter que salo todos los domingos y al que todx futbolerx debería estar suscripto. ¿Cómo te suscribís? Haciendo click acá. A continuación la historia!
El 8 de marzo de 1939, los dirigentes de la incipiente Liga Profesional de la Asociación del Fútbol Argentino, reunidos en asamblea, aprobaron la inclusión de Newell’s Old Boys y de Rosario Central al campeonato de Primera División.
Así, el torneo porteño abría sus fronteras más allá de la provincia de Buenos Aires incorporando a los primeros equipos del siempre mal llamado interior del país. Leprosos y canallas serían, con el tiempo y luego de un duro aprendizaje, grandes animadores de la Primera División de AFA, campeones de varios torneos y semilleros de valiosísimos futbolistas.
Que rojinegros y auriazules pudiesen enfrentar a los equipos de Buenos Aires en aquel torneo argentino no fue una empresa sencilla. Nadie se las hizo fácil, no sólo los clubes porteños pusieron palos en la rueda.
Vuelan palos
“Ante los rumores no desmentidos de que Newell’s y Central tramitan su afiliación a la Asociación del Fútbol Argentino bueno es recordar la terminante prohibición que al efecto existe en los reglamentos del Consejo Federal. Los mismos establecen que la AFA no concederá afiliación directa a clubes del interior, debiendo estos anotarse a la Liga más próxima a su asiento”.
El comunicado, de tono beligerante, fue publicado por la Asociación Rosarina de Fútbol en las semanas previas a aquel histórico 8 de marzo. Los clubes rosarinos no querían saber nada con que Central y Newell’s se fueran a jugar con los porteños. Entendían que la salida de los dos clubes más populares de la ciudad iba a devaluar el campeonato local hasta llevarlo a su extinción.
Trescientos kilómetros más al sur, tampoco había un gran entusiasmo por sumar a los rosarinos al campeonato que la AFA venía organizando desde 1931. Los ya denominados clubes grandes venían presionando para achicar la cantidad de equipos del torneo. Lo habían logrado en 1934, cuando bajaron de 18 a 14. Pero al año siguiente se restableció el número original. En 1938, consiguieron achicar la cifra a 17. Y con los descensos de Almagro y Talleres de Remedios de Escalada y el único ascenso de Argentino de Quilmes, el campeonato de 1939 constaría de 16 clubes si evitaban a leprosos y canallas.
Carlos Colombres, exdiputado nacional por el Partido Demócrata Progresista, ocupaba el sillón de presidente del club del Parque Independencia. Conocedor de anteriores gestiones cuyo resultado había sido siempre el mismo, negativo, buscó en el presidente canalla, Juan Louhau, un aliado clave. Ambos dirigentes encontraron el apoyo de peso necesario en Avellaneda. El vicepresidente de Racing, José Munin, se puso al hombro las gestiones.
Finalmente, aquel 8 de marzo los porteños aflojaron y aceptaron “a título de ensayo” incorporar a los “antiguos y prestigiosos clubs (sic) rosarinos” en el campeonato de 1939. La decisión no tenía un centímetro de generosidad. Newell’s y Central debieron garantizar una recaudación neta de 1200 pesos moneda nacional a cada club de la Asociación para los partidos que se disputaran en Rosario. Business are business.
Guerra interna
Cinco días después de aquel hito para leprosos y canallas, estalló la guerra en el pago chico. El 13 de marzo, la Asociación Rosarina de Fútbol decidió desafiliar a ambos clubes en una asamblea celebrada sin los representantes de Newell’s y Central. Votaron Argentino, Belgrano, Tiro Federal, Central Córdoba, Sparta y Provincial. Insistían, además, en la prohibición de que se fueran a jugar con los porteños. No les hicieron caso.
Poco más de un mes después, hicieron las paces a cambio de que rojinegros y auriazules transfirieran el 10% de las recaudaciones de sus partidos en el campeonato argentino a los clubes de la Rosarina. El 28 de abril, la ARF recibió de regreso a sus hijos pródigos con los brazos abiertos. Business are business.
Suerte dispar
El 19 de marzo, finalmente, leprosos y canallas salieron a la cancha. Las caras al final de ese domingo fueron muy distintas en cada vereda. Newell’s le ganó en el Parque Independencia a San Lorenzo de Almagro por 2 a 1. Central, en Parque Patricios, era goleado por Huracán por 5 a 1. Para los leprosos, el triunfo había sido tan ajustado como justo. Los canallas, que eran los campeones vigentes de Rosario, recibían un cachetazo de realidad: nada de esto iba a ser sencillo.
Los primeros goleadores
Eduardo Gómez fue el autor del primer gol de Newell’s en la historia del campeonato de Primera División. El centrodelantero porteño había arribado a la Lepra algunos años antes y llegó a ser una de las figuras de aquellos primeros años en AFA. Culminó aquel campeonato del ’39 como máximo goleador del rojinegro y undécimo en la tabla del torneo, liderada por el legendario Arsenio Erico.
Francisco Rodríguez abrió la cuenta en aquella derrota canalla y logró así ser el primer futbolista de Central en convertir en la Primera División de AFA. Había debutado un año antes en la primera del club de Arroyito y fue clave en el título del ’38 al hacerle el único gol del partido a Newell’s, una fecha antes del final del torneo rosarino. En 1940 se fue a Atlanta, donde hizo gran parte de su carrera. También pasó por Platense y River
La campaña
A Newell’s le fue bastante mejor en aquel campeonato de 1939, siendo uno de los animadores y terminando cuarto en la tabla de posiciones. En su estadio del Parque Independencia le ganó a cuatro de los cinco grandes y empató el restante partido. También se dio el gusto de ganarle a San Lorenzo de visitante. De los 34 partidos ganó 17, empató 9 y perdió 8. Hizo 77 goles y recibió 44. En las primeras seis fechas su entrenador fue Calderón Hernández, mientras que José Rotman dirigió el resto del torneo.
Rosario Central, en cambio, tuvo una temporada más irregular, con un arranque muy malo: perdió sus primeros 4 partidos. Por el banco canalla pasaron cuatro técnicos: Juan Fraunhoffer, Carlos Carlomagno, Gerardo Rivas y el húngaro Emérico Hirschl, quien tomó las riendas a mitad del torneo y comenzó a enderezar el rumbo. Finalmente, terminó el campeonato undécimo con 14 victorias, 5 empates y 15 derrotas. Convirtió 59 goles y le hicieron 68.
“El primer año en que Rosario Central interviene en la disputa del torneo de la Asociación del Fútbol Argentino, la suerte no le es propicia. Diversos factores contribuyen a que no tenga el desempeño que hacía esperar su condición de campeón rosarino de 1938 y es así como el equipo no cumple las perfomances anheladas por todos los que tienen preferencia por los colores azul y oro. Sin embargo, a lo largo del campeonato se han presentado satisfacciones intensas, que llegaron justo a tiempo para entonar el espíritu de quienes se sintieron desalentados en un principio por las defecciones precitadas. Así, al menos, se salvó la situación de Rosario Central y sus prestigios quedaron también salvados, permitiendo mirar con absoluto optimismo el porvenir, no obstante reconocerse que el camino a cubrir es completamente escabroso y presenta inconvenientes difíciles de salvar”, rezaba la revista que el club de Arroyito editó ese año en celebración de su 50° aniversario.
Plata, plata, plata
Cómo era esperable, Newell’s y Central tuvieron excelentes recaudaciones a lo largo de toda la temporada. Según el informe de recaudaciones brutas elaborado por la AFA, finalizaron en el séptimo y octavo lugar, respectivamente, de la temporada.
Los leprosos tuvieron una recaudación total de 319.898 pesos moneda nacional, mientras que los canallas, de 215.859 pesos m/n. Para dimensionar la potencia de ambos clubes, vale decir que Independiente, campeón y líder de las recaudaciones del año, vendió entradas por 503.314 pesos m/n.
El primer Clásico
Fue por la fecha 14, el 18 de junio en el Parque Independencia. Comenzó ganando Newell’s con gol de Ángel Perucca a los 10 del segundo tiempo. Diez minutos después, empató Alejandrino Barrios.
“El epílogo del match fue todavía más grato que su desarrollo. Los jugadores de uno y otro bando se confundieron en abrazos tanto más significativos por lo espontáneos, mientras que todas las tribunas aplaudían y, en la popular, flameaban juntas las banderas de los tradicionales adversarios. Después, antes de abandonar el estadio, los futbolers de Rosario Central pasaron por el vestuario de los de Newell’s Old Boys, despidiéndose cordialmente. Y hasta me dijeron que por la noche iban a cenar juntos. Todo esto, tan normal en otras épocas que ni siquiera merecía el pequeño honor de una mención, cobra ahora características extraordinarias”, escribió el periodista Félix Frascara en la revista El Gráfico.
Plata, plata, plata
Cómo era esperable, Newell’s y Central tuvieron excelentes recaudaciones a lo largo de toda la temporada. Según el informe de recaudaciones brutas elaborado por la AFA, finalizaron en el séptimo y octavo lugar, respectivamente, de la temporada.
Los leprosos tuvieron una recaudación total de 319.898 pesos moneda nacional, mientras que los canallas, de 215.859 pesos m/n. Para dimensionar la potencia de ambos clubes, vale decir que Independiente, campeón y líder de las recaudaciones del año, vendió entradas por 503.314 pesos m/n.
El primer Clásico
Fue por la fecha 14, el 18 de junio en el Parque Independencia. Comenzó ganando Newell’s con gol de Ángel Perucca a los 10 del segundo tiempo. Diez minutos después, empató Alejandrino Barrios.
“El epílogo del match fue todavía más grato que su desarrollo. Los jugadores de uno y otro bando se confundieron en abrazos tanto más significativos por lo espontáneos, mientras que todas las tribunas aplaudían y, en la popular, flameaban juntas las banderas de los tradicionales adversarios. Después, antes de abandonar el estadio, los futbolers de Rosario Central pasaron por el vestuario de los de Newell’s Old Boys, despidiéndose cordialmente. Y hasta me dijeron que por la noche iban a cenar juntos. Todo esto, tan normal en otras épocas que ni siquiera merecía el pequeño honor de una mención, cobra ahora características extraordinarias”, escribió el periodista Félix Frascara en la revista El Gráfico.
Las figuras
Harry Hayes: Hijo del legendario Harry Hayes -máximo goleador de la historia canalla- creció a la sombra de su icónico padre y de repetidas lesiones que hicieron que su carrera fuera muy corta. Debutó en aquel torneo del ’39 recién en la quinta fecha. Coincidió con el primer triunfo de Central en el torneo, 5 a 1 a Ferro: él hizo cuatro goles. Terminó siendo el máximo anotador auriazul de aquella temporada, con 14 goles.
Luis Bernabé Heredia: el arquero leproso fue un valuarte de aquella primera temporada de Newell’s en la Primera División. “Sereno, seguro y ágil”, lo describían los cronistas de la época. Su figura fue clave para que la Lepra hiciera pie en el torneo porteño. En 1940 jugó dos partidos para la Selección y en 1941 se marchó a San Lorenzo. Su debut en el Cuervo fue ante su exclub: se comió cinco goles.
Los hermanos sean unidos
Aquella primera experiencia de Newell’s y Central en la Primera División de AFA guarda una curiosidad: los hermanos Ángel y Pedro Perucca jugaban en veredas opuestas. Lamentablemente, las repetidas lesiones del segundo impidieron que se enfrentaran en la cancha, como sí sucedió en un clásico de la Rosarina en 1938.
Mientras que Ángel, un mediocampista impasable al que apodaron El Portón de América, se convirtió en un símbolo de Newell’s, San Lorenzo, Independiente Santa Fe de Colombia y la Selección Argentina, su hermano Pedro no corrió la misma suerte. En 1943 sufrió una lesión de la que no pudo recuperarse. Un año después, se retiró.