El edificio del Museo Castagnino es una gran pieza de diseño de la que hablaremos unos párrafos más adelante. Pero la cuestión que queremos curiosear ahora no es estrictamente el Museo en sí sino de sus gigantescos guardianes, esas dos esculturas monumentales que vigilan la esquina de Oroño y Pellegrini, generalmente ante la indiferencia de lxs que pasan.
Parecen unos seres NN, puestos ahí vaya a saber por quién y por qué; por eso sacamos a nuestros sabuesos de #PlanaxiaInvestiga para que vayan a husmear… y resulta que estos vigías tienen todo un pedazo de historia que necesitamos contarte… ¡hasta tienen nombre!
–] Esta sección dedicada al arte y al diseño rosarino está auspiciada por la nueva Licenciatura en Diseño de Comunicación Visual de la Universidad del Gran Rosario. Su plan de estudios apunta a formar profesionales del diseño de la comunicación capaces de crear una comunicación visual 360° que exceda al diseño gráfico. Más data acá [–
Bueno, arrancamos. Las dos esculturas de casi 6 metros de altura fueron realizadas por Rogelio Yrurtia (1879-1950), un artista porteño que por las primeras décadas del 1900 era una verdadera estrella del rubro en la capital del país. Estas estatuas en verdad son clones, réplicas de otras dos -las originales- que custodian el magnánimo mausoleo de Bernardino Rivadavia, primer presidente argentino, ubicado en Plaza Miserere, en el barrio de Once.
Este es el único mausoleo del país instalado en un espacio público (está en el medio de la plaza). Fue inaugurado en 1932, y en el interior de su monstruosa arquitectura de granito se encuentra el sarcófago con los restos de Rivadavia. Afuera, sentadas a cada costado, vigilando que nadie venga a molestar, están las esculturas originales. ¿Sus nombres? Moisés y La Acción.
Bueno, volvamos al Castagnino: ¿cuál es cuál? Si nos ponemos de frente, mirando hacia el museo, el que está a nuestra izquierda es Moisés, que representa virtudes intelectuales como pensador, conductor de pueblos y legislador; y a la derecha vemos a un joven, una alegoría de la acción que -muy originalmente- se llama La Acción y que representaría la vitalidad y la energía de la juventud.
Solo hace falta mirarlos un ratito para sacarles la ficha: Moisés esta como más relajado, en actitud intelectual; La Acción, en cambio, está casi en guardia, con los puños cerrados, el pecho para afuera y agarrando un trapo con bronca. Los puntos fuertes a mirar: las manos y los pies de La Acción… desbordan de energía; y los pies de Moisés, con esa clásica sandalias que se usaban hace miles de años atrás.
Si lo pensamos bien estos dos hasta nos pueden hacer acordar a otro dos par de gigantes de nuestra ciudad: las esculturas de piedra que custodian la base del Monumento a la Bandera, el Río Paraná y el Océano Atlántico.
Y ahora vamos a lo más interesante: ¿Por qué estos clones vinieron a parar a la puerta del Museo? La cosa es así, el edificio del Castagnino fue diseñado por un magnífico arquitecto que tuvo nuestra ciudad: Hilarión Hernández Larguía (junto a su socio Juan Manuel Newton). El diseño del Castagnino fue un flash para la época, era una construcción de vanguardia, de arquitectura moderna, pensada exclusivamente para funcionar como museo, con todos los chiches.
El Museo se inaugura en 1937, y adiviná quien fue su primer director… Sí, el mismo Hilarión, un jugador de toda la cancha que aparte de maestro de arquitectura era un tremendo promotor cultural. Cuestión que Don Hilarión era concuñado y amigo de Yrurtia, el escultor de los gigantes, así que se las arregló para que le mande un par de clones a custodiar para siempre esa esquina de Rosario.
Hernández Larguía tiene otras obras reconocidas en la ciudad, como el conjunto de casas en el Pasaje Monroe, el edificio de Aricana (Buenos Aires 931), La Mercantil Rosarina (Mitre y San Lorenzo) o la casa Albanese (José Hernández y Maciel, en Alberdi). Yrurtya, en tanto, tiene otras reconocidas esculturas en Buenos Aires: el Canto al Trabajo, en Paseo Colón; el monumento a Manuel Dorrego; La Justicia, en el Palacio de Justicia de calle Talcahuano; y en su casa museo. Dentro del Castagnino también hay obras Yrurytia como Combate de box, en yeso (está en el hall, al lado de la escalera) y Fatalidad (en depósito).
Ya tenés la data, así que desde hoy ¡a llamar a los gigantes por su nombre!!