El Parque España y su presencia majestuosa.
Se viene el finde largo de carnaval y la ciudad se prepara para recibir turistas. Así que por primera vez armamos un contenido pensando en lxs queridxs turistas, todas esas personas que nos van a visitar en los próximos días. Si sos rosarinx, leés esto y te parece que hay cosas muy obvias… bueno, tené paciencia.
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Si venís a turistear a Rosario sabé que la idea es caminarla, así que traete zapatillas cómodas. Hoy, solo te vamos a recomendar un recorrido a pie obligado para cualquiera que venga de visita a nuestra ciudad. Aparte del recorrido, si después querés seguir por otros puntos altos al voleo, anotá: Parque Independencia, Acuario, playas de La Florida, cruzar a la isla, Costa Alta y Paseo del Caminante, recorrido por Fisherton, entre otros lugares.
Por más que hoy parezca mentira, durante la mayor parte de su vida la ciudad le dio la espalda al río, que estaba ocupado por el puerto y las vías del ferrocarril. Hoy en día, sin embargo, el Río Paraná es un fiel acompañante de los mejores paseos que vas a poder hacer.

El Sembrador, de Lucio Fontana y Osvaldo Raúl Palacios, inaugurada en 1943.
Te proponemos que arranques la recorrida en el Parque Urquiza, ubicado en Barrio Martin, el lugar con vista al río -accesible- más al sur de la ciudad. En este hermoso parque, que en el centro tiene canchas de bochas copadas por jubilados, vas encontrar el Planetario de la ciudad, un lugar hermoso. También el Anfiteatro, el mejor lugar para ver recitales: poder ver una banda y de fondo la luna plateando el río no tiene precio.
El recorrido ribereño empieza así, te vas hasta la punta sudeste del parque y buscás las escalinatas coronadas por la Virgen de los Navegantes, ella va a ser la patrona de este paseo al lado del río. Bajás las escaleras y cruzás la avenida hacia el río. Ahí ya vas a estar en el arranque del Paseo 20 de Junio, inaugurado hace pocos años. Ahí empieza tu camino junto al Paraná, enfilando hacia el norte, hacia el Monumento a la Bandera. Pero antes de eso, mirando hacia la barranca del parque vas a encontrar una obra monumental, un altorelieve mural de nombre “El Sembrador”, obra de Lucio Fontana y Osvaldo Raúl Palacios.
Siguiendo camino vas a poder apreciar la presencia gigantesca del Monumento (si te pinta, y anda el ascensor, podés subir al mirador de la torre, hay vistas geniales de las islas), atravesalo por las escalinatas y vas a ver el nuevo mural en homenaje a Belgrano, una reproducción gigante de la famosa obra de Rafael Del Villar pintada en la medianera del Palacio de los Leones (Municipalidad).

El mural en homenaje a Belgrano y su ejército, pintado el año pasado.
Seguís por el Pasaje Juramento, la calle peatonal que une al Monumento con la histórica plaza 25 de Mayo. Antes de cruzar, atento, a tu izquierda tenés la Catedral de la ciudad (en su patio está uno de los primeros cementerios), a la derecha tenés el Palacio Municipal, dale una mirada a los leones de mármol que cuidan el ingreso en la escalinata y aprovechá que están duros para acariciarles la melena.
Ahora cruzate a la plaza y tomá dimensión de que estás en la zona en donde surgieron las primeras casas que conformaron el poblado que luego terminó siendo Rosario. Te vamos a hacer meter por unos recovecos hermosos del centro y te vas sorprender, andá con los ojos bien abiertos mirando las construcciones.
Agarrá Laprida, bajando para el río (a la derecha), es una pendiente hermosa. Llegá hasta Urquiza y caminá unas cuadras, vas a adentrarte en la zona más parisina de la ciudad, de un lado la parte trasera de la exaduana, y del otro el bar Pasaporte, con una hermosa vereda llena de mesas y una sombra igual de hermosa debajo de los jacarandás (aun al mediodía hay sombre). Excelente para sentarse a hacer una parada técnica.

La vereda de Pasaporte, un lugar mágico.
Después del descanso, caminas unos metros hacia una de las bajadas más clásicas y hermosas de Rosario, sí, la Sargento Cabral, bien llena de adoquines de los de antes. Te vas a encontrar con una escultura de Diana La Cazadora, primero, y más abajo con la Fuente de las Utopías, que realmente es una pieza artística de alta gama, que da para dedicarle un rato de observación. Si tenés suerte y la casa de antigüedades Galli -en la esquina con Urquiza- está abierta, entrá que es un flash.
Cruzando la ancha Avenida Belgrano, que tiene dos filas de tipas y dos de palos borrachos, vamos a caer otra vez en nuestro amado río. Ahí podés volver a disfrutar las vistas de la naturaleza, pero si arrancas para la izquierda vas a tener otra presencia gigante, ahora hablamos del Parque España, con su edificio que se destaca como una hermosa mole de ladrillos, de líneas armoniosas, con unas escalinatas que pusieron a la ciudad en otra liga cuando se inauguró, allá por 1992, como un regalo del Gobierno español.
Subimos las escaleras y seguimos nuestra caminata, siempre con el Paraná como compañero de aventuras. Nos queda un tramo importante todavía, así que te proponemos amenizarla con una técnica de bebida que se popularizó durante la cuarentena, en momentos en que se podía circular por los parques pero no se permitía detenerse, siempre había que caminar. Entonces surgió el beerfooting, que simplemente consiste en caminar tranquilx mientras se va bebiendo una lata de cerveza, disfrutando el entorno. Si no estás para alcohol podés hacer lo mismo pero tomando mate a la uruguaya.

El Parque España fue en parte diseñado por el arquitecto catalán Oriol Bohigas.
Siguiendo por nuestro camino costero vamos a pasar por distintos bares que gozan de vistas hermosas. Si ya se te hizo la hora del almuerzo, bajando la barranca, bien cerquita del río, podés comer muy buenos pescados de río en lugares muy lindos, como la Peña Náutica Bajada España, Los Jardines o El Dorado.
Caminando un poco más ya llegamos al Parque de las Colectividades, uno de los parques más hermosos que hay sobre el río y también el más concurrido, con una linda mezcla sociocultural que va desde lo hippie cool a lo más popular. Si te va comer tipo picnic, este y el parque que le sigue son tus lugares indicados para tirar la manta.

El Museo Macro tiene muy buen arte contemporáneo y un mirador panorámico.
Cerca del final del parque, donde arranca el Boulevard Oroño, el paseo más tradicional de la ciudad, vas a ver una cosa media loca, unos silos pintados como una obra de arte. Es el museo Macro, que guarda la colección de arte argentino contemporáneo más importante del país y que originalmente fue un silo portuario. Entrá, que algo bueno vas a encontrar. Y si no te gustan las obras, como premio consuelo te vas a llevar unas vistas panorámicas alucinantes del norte de la ciudad. Abajo del Macro se ubica el bar Davis; sentarse en su terraza es como estar flotando en el Paraná.
Seguimos beerfootineando y ahora vamos a atravesar el Parque Sunchales, otro césped ideal para tirar la manta. Vale la pena recordar que todos estos parques por donde estamos caminando hasta hace no mucho eran lugares de paso prohibido, la transformación de la ciudad fue increíble.
Desde acá ya se ven los altos y nuevos edificios de la zona conocida como Puerto Norte. En la rotonda con Avenida Francia vas a encontrar algo muy peculiar, una escultura modesta pero sumamente ingeniosa: es el famoso Barquito de Papel gigante, que se instaló hace nueve años y que hoy ya es un ícono de la ciudad. ¿Cómo en ninguna otra ciudad del mundo a nadie se le ocurrió hacer una escultura así? Un símbolo universal, ¿quién no tuvo un barquito así cuando era chico?

El Barquito de Papel, en pocos años se convirtió en un símbolo del adn rosarino.
Ya estamos en el Parque de la Arenera, y lo mejor que tiene este parque son las reposeras de hormigón, un 100 para el que las diseñó. Ideales para tomar un descanso al sol posando la vista en el fluir del río. En el centro comercial de Puerto Norte tenemos distintos bares, pero bien al final, tenemos uno chiquito, The Roof Bar, en donde se arma un microclima muy lindo, y en donde se ve uno de los mejores atardeceres.
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