Nuestra artista invitada de hoy en la sección ARTISTAS HACIENDO SUS LUGARES PREFERIDOS es Noëlle Lieber (Rosario, 1979), dibujante y ceramista.
Quienes están medianamente atentos al panorama del arte local la conocen, pero muchxs otrxs también, de rebote. La realidad es que Noëlle Lieber se salió del mundillo clavando un cuchillo en el telón y apareciéndole de prepo a un montón de gente que no salió a buscar arte pero que igual se lo terminó encontrando.
¿Y por que decimos que apareció de prepo? Porque vos estabas haciendo otras cosas y te encontrabas con sus creaciones que te aparecían sin que las busques, siempre tan llamativas: ibas a tomar algo a la galería de arte La Raíz y veías a sus mujeres nadadoras, sus pulpos y los payés de Gambartes hechos esculturas. Vas a comprarte un helado a Bocha y ahí están sus platos de cerámica pintada, con dibujos relativos a los gustos de helados, o con alguna muestra puntual colgada de las paredes.
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Pero la jugada maestra de Noëlle fue empezar a hacer gatitos de porcelana por encargo, vos le mandás una foto de tu gato y ella te la transforma en una escultura a escala, con los colores y los rasgos de tu mascota. Los gatos son las criaturas mimadas de este siglo, tienen millones de adoradores, así que se hizo inevitable que muchos hogares rosarinos pasen a tener esculturas de sus gatos en las repisas adonde se acomodan los adornos o las divinidades. Todos esos gatos salieron del taller de Noëlle Lieber.
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Ella nos explica cómo fue que arrancó con esa idea maravillosa. “Fue bastante de casualidad. Yo tengo dos gatos que quiero un montón, siempre me encantaron los gatos, me parecen unos seres fabulosos. Y un día estaba probando hacer una forma, sin pensar mucho, y apareció un gato, y lo hice un molde, y lo empecé a hacer más que nada para probar. Yo pensaba pintarlos con otros decorados que no fueran tan realistas, pero hice uno para un amigo y después empecé a tener encargos y terminé haciendo un montón. La gente quiere tener un pequeño retrato de su gato, pero fue todo sin planear; las cosas que uno tiene cerca aparecen en sus representaciones”.
Bien, dejamos los gatos y nos metemos en la esencia de esta sección en donde les pedimos a distintos artistas que representen en un dibujo, una pintura, o en la forma que quieran, sus lugares preferidos de nuestra ciudad. En este caso lo que Noëlle nos entregó es un dibujo pero con un soporte y una técnica no tradicional: un dibujo objeto, un dibujo hecho sobre un plato de cerámica con la técnica de bajocubierta. Es que buena parte de su manufactura artística está hecha en ese formato.
¿Qué eligió? El Embudo, el pedazo de humedal del otro lado del Paraná (aclaramos, por las dudas, que no lo hizo para nosotros, porque cuando le pedimos que haga su lugar favorito resulta que ya lo tenía hecho). “Lo hice en un momento en que iba bastante allá a visitar a una amiga que vive ahí (NdelR: Atención porque esta amiga jugó un rol importante en su carrera, en breve lo contamos), iba remando. Siempre me gustó mucho ese lugar porque es muy tranquilo -los días de semana, cuando me gusta ir-. La isla es toda una maravilla. Es un lugar muy especial que todos tenemos que cuidar”, nos cuenta.
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Y acá volvemos a la amiga. Noëlle pintaba y dibujaba, ese era el espectro de sus trabajos. Pero un día entró en escena esta amiga con algo que le cambió la vida. La amiga es ceramista. En un momento dado no tenía donde dejar el horno en donde se cuece la cerámica y le pidió a nuestra artista invitada que se lo guarde. “Yo te lo dejó, te traigo mis materiales y lo usás si querés. Yo veo muchos tus dibujos pintados en platos, me los imagino”, le dijo. Noëlle empezó a probar el universo de la cerámica y nunca más salió de ahí. “Me enganché, fue como un romance, y no dejé más de hacer eso, todos los días, es algo muy apasionante”, cuenta.
Algunas de las herramientos con las que trabaja Lieber.
Vos sabes que nosotrxs somos curiosxs por naturaleza, así que le pedimos a la señora de la porcelana que nos describa como es el proceso que desemboca en un dibujo objeto como el de El Embudo (un poco también porque queremos que vos entiendas cómo se llega a eso).
“Yo tengo un molde de un plato estándar. El molde es de yeso, y uno le vuelca arcilla líquida, el molde absorbe una parte que se seca y el resto se vuelve a guardar en un frasco para usarlo la próxima vez. El plato se deja secar y después va al horno. Cuando sale del horno, dibujo el diseño, paso con un papel carbónico el dibujo al plato y lo pinto con polvitos de color (pigmentos) diluidos en un producto que se llama CMC y agua. Después le paso un soplete con esmalte transparente y lo vuelvo a meter al horno (siempre entre los 1.020 y 1.040 grados, porque es cerámica de baja temperatura). El esmalte y la horneada final hace que quede como una capita de vidrio”, nos explica con lujo de detalles.
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Bueno, terminamos. Hoy aprendimos bastante. Si no conocés los trabajós de Noëlle metete en su web, en su Instagram, o andá a verlos en vivo a Bocha Helados. Y si tenés un gato y lo querés inmortalizar hacele un encargo, no te vas a arrepentir.